A menudo, las primeras impresiones son tan superficiales como agua de lluvia en un techo que escurre. Sin embargo, son casi tan permanentes como el concreto y si usted es como la mayoría de la gente, se requeriría por lo menos un hecho impactante o una obra de Dios para cambiarlas.
Proyectar una imagen positiva al vestir de manera adecuada resulta favorable para generar confianza y rapport con los demás. Las opiniones negativas iniciales pueden obstaculizar la buena comunicación e impedir la formación de relaciones.
Con base en la primera impresión, la gente hace suposiciones con rapidez y éstas con frecuencia se refieren a la ocupación de una persona, sus antecedentes educativos, su confiabilidad y su nivel socioeconómico. Según Seitz, "En los ambientes sociales o de negocios, la vestimenta actúa como un elemento de comunicación acerca de nosotros mismos, nuestra empresa y nuestra posición; no es difícil ver porque la apariencia constituye un 55% de la primera impresión que nos formamos de los demás.
Además de la indumentaria , se transmiten impresiones con la apariencia general, la cual incluye aseo, accesorios y joyería. Por ejemplo, una investigación que las mujeres que acostumbran usar el cabello más corto, un peinado sencillo que no oculta el rostro, maquillaje moderado y joyería simple, refleja. Un estilo gerencial exitoso.
"La gente exitosa en general tiene una apariencia exitosa. Viste ropa que se ve atractiva en ella, tiene un aseo correcto y su postura es confiada. El mensaje proyectado es que se sienten bien consigo mismos y que los demás también se sentirán bien con ellos"
La relación entre vestuario y la credibilidad está bien documentada. Puede obtenerse credibilidad inicial al vestir de manera que inspire confianza y refleje competencia. Los trajes, tanto en hombres como en mujeres, acompañados con accesorios sencillos y moderados emiten mensajes de capacidad y autoridad.
Otra evidencia que enlaza la vestimenta con la credibilidad puede observarse en la impresión que transmite un orador cuando hace una presentación vestido con un traje al que le faltan botones, una corbata manchada y zapatos sucios. Sin importar qué tan apto pueda ser el expositor en la materia, el público no prestará atención a lo que diga porque en apariencia nada sabe sobre el tema.
La atención al aseo da la impresión del respeto por sí mismo y los demás. La gente que se preocupa de su credibilidad debe asegurarse de exhibir el cabello limpio y un peinado conservador. Tanto en hombres como mujeres deben emplear fragancias con moderación. Las manos y uñas deben de estar limpias y bien cuidadas; uñas demasiado largas puede afectar la credibilidad.
Se puede eliminar rápidamente el efecto de un traje caro con las uñas sucias, la gente se distraerá tanto con ellas que pasará por alto el discurso de la persona. El ejercicio físico también ayudara a mejorar la postura.
La credibilidad al tratar negocios con extranjeros es muy importante y se vincula con la vestimenta formal de apariencia clásica y tradicional, es decir los trajes oscuros para hombres y trajes sastre con falda o vestidos para las mujeres, y accesorios conservadores de alta calidad. En el caso de las mujeres de negocios, la confiabilidad aumenta al vestir faldas de un largo que las cubra bien; por el contrario, se daña con pantalones o cualquier cosa muy reveladora.
Según los investigadores y consultores en imagen estadounidenses, el traje constituye la indumentaria profesional de negocios más apropiada para hombres y mujeres. Para los varones lo mas recomendado es el color gris o medio u oscuro o azul marino con camisas blancas, pastel, rayadas y de manga larga.