Surge en la década 1960 en E.U. en el contexto de los cambios sociales y culturales que se vivieron en dicha época. Gracias a la publicación del libro A sangre fría de Truman Capote, novela de no ficción donde se combinaban elementos literarios con otros propios de la investigación periodística y los aportes desde el reportaje realizados por el escritor Gay Talese.
Que la literatura y el periodismo se alimentan mutuamente no es novedad. Concretamente, el género narrativo se asemeja al discurso periodístico en cuanto que reproducen mundo con herramientas similares : personas que pueblan ese mundo, narrador, acontecimientos, espacio y tiempo... y cierta relación con lo que entendemos por “realidad” o “lo auténtico (García Moreno)
El papel que desempeñan los medios de comunicación en estos años, incapaces de transmitir con profundidad, conciencia y frescura acontecimientos tan desconcertantes como los asesinatos de John y Robert Kennedy, paseos espaciales, Vietnam, disturbios raciales, la cultura underground o las nuevas voces de la juventud norteamericana
La omnipresencia de los medios escritos y audiovisuales aportaba una visión caleidoscópica de la existencia, múltiple y efectista, que el ciudadano no era capaz de digerir y procesar.
Y es que el periodismo, según sus rebeldes creadores, no era sólo un oficio al servicio de otros, generalmente los dueños de los medios o las instituciones oficiales, sino una profesión al servicio de la sociedad que, sin tapujos, llegaba hasta donde tuviera que llegar en honor a la verdad.
Escribir bien, tan extenso como fuera necesario, tan vívido como el hecho lo ameritara, tan profundo y tan honesto, comprometido con las causas de sus lectores y ameno, era la regla de oro de los nuevos periodistas.
El estilo novoperiodístico se distingue principalmente por la importancia prioritaria que el periodista otorga a la forma que elige para transmitir la noticia. Frente al estilo desordenado del periodismo convencional y sus textos grises y monótonos, tal corriente sorprendía al lector y lo involucraba en la recreación del acontecimiento.
Entre otras cosas, se consideraba al lector como un receptor activo, y no pasivo, de la historia. La única regla es recuperar su atención, contra el cansancio de leer en los diarios textos fragmentados y carentes de significado. De ahí que nuevos periodistas como Wolfe jugaran tanto con la mezcla de géneros o las voces narrativas o los artificios en sus textos.
Ante todo, el nuevo periodismo buscaba traspasar los límites convencionales del periodismo. Por primera vez, se pretendía mostrar en la prensa algo que hasta entonces sólo se encontraba en las novelas o cuentos: la vida íntima o emocional de los personajes.
Era un periodismo que se podía leer igual que una novela; un artículo se podía transformar en cuento fácilmente, o un reportaje tener una dimensión estética y novelada. Se podía recurrir a cualquier artificio literario. Pero, sobre todo, era un periodismo involucrado, inteligente, emotivo y personal. El nuevo periodismo se convirtió, también, en una actitud, una postura ante la labor del informador.
Referencias: Verónica Muñoz. "Nuevo Periodismo: La Frontera Entre La Literatura Y El Periodismo." Nuevo Periodismo: La Frontera Entre La Literatura Y El Periodismo. Mi Espacio, n.d. Web. 25 Oct. 2015. María García. "Wolfe,Capote,Mailer/Tema Lit. Norteamericana." Wolfe,Capote,Mailer/Tema Lit. Norteamericana. Liceus, n.d. Web. 25 Oct. 2015.