A finales de los años 50 del siglo pasado surge una corriente psicológica en los Estados Unidos encabezada por Benjamin Bloom, cuyo interés principal se centraba en cómo se aprende y en cómo se evalúan los aprendizajes. Sus investigaciones demostraron que no todas las acciones cognitivas tienen la misma complejidad.
Se establecen entonces, los seis niveles con una gradualidad creciente. Cada uno requiere que el estudiante haya alcanzado los anteriores. Se jerarquizaba el proceso del pensamiento de la siguiente desde lo particular a lo complejo.
En el año 2001, un antiguo estudiante de Bloom, Lorin Anderson, revisó la Taxonomía de su maestro y publicó la Taxonomía Revisada de Bloom, utilizando verbos en lugar de sustantivos y se antepone la evaluación a la creación.
Posteriormente el doctor Andrew Churches actualizó la taxonomía para la era digital, introduciendo nuevas acciones relacionadas con las tecnologías digitales para la enseñanza y aprendizaje.