Salmos 55:12-23
Pedro levantó esta idea de una de las oraciones de David. Aquí hay un ejemplo de una oración honesta:
Salmos 55:12-23
12 Si un enemigo me insultara,
yo lo podría soportar;
si un adversario me humillara,
de él me podría yo esconder.
13 Pero lo has hecho tú, un hombre como yo,
mi compañero, mi mejor amigo,
14 a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios.
15 ¡Que sorprenda la muerte a mis enemigos! ¡Que caigan vivos al sepulcro, pues en ellos habita la maldad!
16 Pero yo clamaré a Dios,
y el SEÑOR me salvará.
17 Mañana, tarde y noche
clamo angustiado, y él me escucha.
18 Aunque son muchos los que me combaten, él me rescata, me salva la vida en la batalla que se libra contra mí.
19 ¡Dios, que reina para siempre, habrá de oírme y los afligirá!
Esa gente no cambia de conducta, no tiene temor de Dios.
20 Levantan la mano contra sus amigos y no cumplen sus compromisos.
21 Su boca es blanda como la manteca, pero sus pensamientos son belicosos.
Sus palabras son más suaves que el aceite, pero no son sino espadas desenvainadas.
22 Encomienda al SEÑOR tus afanes, y él te sostendrá;
no permitirá que el justo caiga
y quede abatido para siempre.
23 Tú, oh Dios, abatirás a los impíos y los arrojarás en la fosa de la muerte;
la gente sanguinaria y mentirosa no llegará ni a la mitad de su vida.
Yo, por mi parte, en ti confío.