Humilde reconocimiento del pecado (sal 51) 51:3 ¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! 51:4 ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! 51:5 Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. 51:6 Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable; 51:7 yo soy culpable desde que nací; pecador me concibió mi madre.
1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio 4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?»
6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.» 8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. 9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. 10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» 11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»