La interfaz hombre-máquina es el punto de contacto entre los usuarios y las máquinas. Estas interfaces permiten a los usuarios operar máquinas, supervisar procesos y, en algunos casos, intervenir. Aunque el término puede aplicarse técnicamente a cualquier pantalla que permita al usuario interactuar con un dispositivo.
Los sistemas de interfaz hombre-máquina (HMI) permiten operaciones confiables de tecnología en cada aplicación, incluyendo trenes de alta velocidad, centros de mecanizado, equipos de producción de semiconductores y equipos médicos de diagnóstico o laboratorio