Cuando te enamoras el proceso mas que del producto final, no tienes que esperarte a finalizar una meta para ser feliz.
La suposición implícita detrás de cualquier meta es la siguiente: «Una vez que
alcance mi meta, seré feliz». JGE Y la realidad es “ una vez que la alcance, me
sentiré contento y pondré otro nuevo reto; esa es la dinámica que te dará
satisfacción”
Cuando te enamoras del proceso más que del producto
final, no tienes que esperar hasta el desenlace para
permitirte ser feliz. Muchos corredores entrenan
durante meses, pero tan pronto como cruzan la línea
de meta, dejan de entrenar.
La carrera ya no está ahí
para motivarlos.
Cuando todo tu trabajo se enfoca en una meta en
particular, ¿qué queda para motivarte una vez que la
alcanzas? Se trata de un ciclo de refinamiento
interminable y de mejora continua.