Se fabrica en casa adquiriendo codeína, que se vende para el dolor de cabeza sin necesidad de receta, y cocinándola con disolvente de pintura, gasolina, ácido clorhídrico, yodo y fósforo rojo del rascador de las cajas de cerilla.
El líquido resultante se inyecta en una vena. El colocón de esta droga dura desde 90 minutos hasta dos horas, y se tarda alrededor de media hora para fabricar la droga. Así que un adicto al krokodil lo único que tiene que hacer es conseguir los ingredientes y cocinar la droga.
La naturaleza tóxica de estas sustancias químicas causa que la piel cambie de color y se vuelva escamosa. En los consumidores, la piel alrededor de los sitios donde se efectúa la inyección se cubre de úlceras y los vasos sanguíneos se rompen y provocan la muerte del tejido.
La piel es devorada por los productos químicos de la droga, que pudre la carne hasta el hueso. Los dientes se caen, el daño cerebral es común y el tétanos y la intoxicación de la sangre está casi asegurada.
A los adictos al krokodil, les suministran tranquilizantes para tratar de curar uno de los niveles más altos de adicción, sin embargo, las personas que alguna vez utilizaron la droga de fabricación casera presentan daños permanentes como movimientos erráticos, según varias dependencias de Salud contra las adicciones.