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LA FE DE UNA NIÑITA
Al final de una reunión, hace algunas semanas, una niñita me entregó un papel. Lo leí. Decía: “Ore a Dios, pidiéndole que mi madre vuelva a casa”. La chiquita estaba sola, el padre había muerto y la madre la había abandonado. Hacía más de un año que había desaparecido. Orar para que la mujer volviera, me era cosa bastante difícil.
Algunos días más tarde, recibí otro papelito que decía: “¿Recuerda la niñita que hace poco le pidió que orase por el regreso de su madre? La madre ha vuelto y el viernes estuvo en la reunión con la hija”.
Ahora la chica pide que oremos por la conversión de su mamá.
Por D.L. Moody
La oración de Jabes se encuentra en una nota histórica dentro de una genealogía: "Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz en dolor. E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió."(1 Crónicas 4:9-10).
Poco se sabe de Jabes, más que era descendiente de Judá, era un hombre ilustre y su madre le llamó "Jabes" (que significa "doloroso" o "hacedor de tristeza") porque su parto había sido muy doloroso.
En su oración, Jabes clama a Dios por Su protección y bendición. Utilizando un juego de palabras, Jabes, el "hombre de tristeza," pide a Dios que lo protegiese de ese dolor que su nombre recordó y anticipó.