SACRIFICIO
Pero no podemos, porque nos cuesta trabajo pensar en hacer algo por Dios. Lo tomamos como algo sarra, un sacrificio, un trabajo al cual fuimos llamados hacer.
Y es cierto, a muchos trajeron a la iglesia con amenazas de castigo, de nalgadas, en el mejor de los casos con promesas de regalos, la hamburguesa, el juguete, dinero.
Nos hicieron creer que Dios era el abuelo en el asilo al que tenemos que ir a visitar, pasar tiempo con él una vez a la semana o al mes. Cuando veo mi relación con Dios como una tarea, un sacrificio, entonces yo estoy obteniendo la gloria, y no Dios.
Sigo diciendo: "Miren lo que he sacrificado por Dios..." escuchen lo que yo hago para Dios.
El pleno conocimiento de Dios no permitiría ver esto de ese modo.