Como las armas químicas, el empleo de las armas biológicas no es algo que se originó en los últimos tiempos, sino que se remonta a épocas muy anteriores.
Las armas biológicas son tan poderosas y dañinas que pueden llegar a destruir tanto a los seres que las manipulan y desarrollan como el medio ambiente que los rodea.
La Convención sobre armas biológicas se llevó a cabo en la década de los años setenta para sentar un precedente con respecto a la utilización de las armas biológicas.
“Consiste en el uso intencionado de un patógeno o producto biológico para producir daño a personas, animales, plantas u otros organismos para influir sobre la conducta de los gobiernos o intimidar a la población civil”.